lunes, 26 de julio de 2010

La Masacre de Malmédy

Siempre me han gustado las historias de la guerra. A diferencia de la mayoría, no son los tiroteos, las mutilaciones o las grandes explosiones simuladas en hollywood lo que me llama la atención. Es más el aspecto psicológico de cada participante lo que me obliga a indagar frenéticamente, más y más sobre el individuo. ¿Qué lo motiva a matar? ¿Hasta donde puede llegar un ser humano por defender sus ideales y su bandera? ¿Qué papel juega la religión o la raza en su visión de justicia? ¿Es el ser humano malo por naturaleza? Todas estas interrogantes y más son planteadas cada vez que escuchamos una historia bélica.

Todas las guerras son diferentes, quizás lo único que tengan en común sean los muertos. Las motivaciones, los objetivos y las armas han variado durante la historia, nada humano ni bueno que decir de ellas. Siempre me sorprende la naturalidad con las que las personas hablan de las guerras, inclusive las más religiosas parecen verlo como algo normal o en muchos casos hasta necesario. Yo no puedo entender que puede llevar a dos grupos al enfrentamiento brutal y asesino. No puedo entender como las diferencias no pueden ser arregladas negociando y si bien no se pueda obtener una reconciliación al menos acuerdos para vivir, así sea separados.
Quizás no cuente con la experiencia o conozca directamente a personas que hayan participado en guerras. Quizás tampoco quiera conocerlas, me conformaría con leer sobre sus actos.

Como saben la Segunda Guerra Mundial es uno de los capítulos más oscuros en la historia del hombre, creo que en los últimos 30 años hemos visto cosas peores, pero los Nazis fueron retratados como el enemigo en común del mundo. Es difícil conseguir a alguien que defienda el punto de vista alemán durante la guerra y si en la mayoría de las películas vemos como un puñado de Estado Unidenses es capaz de liquidar a todo un batallon Nazi, la realidad es que la historia fue muy distinta. La preparación y determinación del ejercito alemán en muy pocos casos puede ser igualada. Definitívamente estos dos elementos no fueron la razón para que perdieran la guerra. Es ese aspecto psicológico de la estrategia Nazi lo que siempre me termina fascinando y como muchos fueron capaces de sobrevivir, rehacer sus vidas y hasta llegar a contar lo que para muchos fueron los años mas atroces de la humanidad.

Albert Speer, es por muchas razones un excelente ejemplo de lo comentado anteriormente. Días antes de terminar la guerra llegó a ser el reemplazo del Fuhrer, fue juzgado, castigado con prisión por 20 años, puesto en libertad en 1966 para morir en 1981 antes de cumplir 76 años de edad. Nada mal para el arquitecto de Hitler y Ministro de Armamento durante la guerra, oficina a la cual le reportaban los "campos de trabajo forzados" y donde se llevó a cabo, para la mayoría el exterminio de gran parte de la población judía. Increíble historia, que cuenta con todos los elementos que un ser humano común y corriente puede entender. The Good Nazi y Inside the Third Reich, las memorias de Albert Speer, son dos referencias obligatorias que te hacen pensar que cometer los crímenes más descabellados y atroces no son exclusividad de los enfermos mentales.
Para los que no conocen al personaje, Speer no solo era de buena familia, estudió en las mejores universidades y su carrera militar sólo comenzó tras la guerra. Speer nunca se consideró un fanático irracional de la pureza aria, mucho menos un genocida. Hasta su muerte negó su conocimiento y por ende culpa por el holocausto, sin embargo siempre asumió su responsabilidad. Dio muchas entrevistas y hasta participó en seminarios anti nazis después de quedar en libertad.

Recién conocí la historia de Joachim Peiper, también increíble. Uds. pueden investigar, hay muchos recursos on y off line, pero la historia la podemos resumir así: Peiper se graduó en la universidad en 1935, a sus 20 años ingresó directo a la SS dado su excelente perfil. La SS fue concebida como el grupo élite de guardaespaldas del Fuhrer, poseían los mejores hombres, el mejor entrenamiento y las mejores armas. En muchos casos se sugiere que un miembro de la SS no sólo era un Nazi al 100%, también por múltiples atrocidades se podría asumir que estaba conformada por verdaderos psicópatas. No es muy difícil de creer si tu jefe máximo era Henrich Himmler, quien utilizó a la SS no solo como policía oficial del partido Nazi, también la involucró directamente en el diseño y puesta en marcha de la solución final. Himmler fue el ingeniero de los campos de exterminio. Peiper trabajó como su ayudante desde 1938 hasta poco después de comenzada la guerra.
A sus 29 años ya Peiper comandaba su propio escuadrón y participó en muchas batallas importantes en el frente ruso. Sin embargo, será más recordado por su última incursión en Bélgica, en la Batalla de las Ardenas en el invierno de 1944 donde Alemania decidiría la guerra. Durante esta última ofensiva Hitler tenía la esperanza de poder desordenar a las tropas inglesas y americanas y darle vuelta a lo que ya parecía un resultado obvio. Fracasó. Sin embargo, las batallas fueron feroces y es aquí donde nos preguntamos, en la posición de Peiper que hacer con todos los prisioneros que fueron tomando durante esta crítica avanzada.
La guerra parece perdida, son superados en número de hombres, las armas cada vez más escasas y el combustible y la moral en picada. Con todo y eso a cuesta el grupo conquista varios pueblos y es específicamente en Malmedy el 17 de Diciembre de 1944 donde unidades de su escuadrón asesinan a sangre fría a 84 soldados estadounidenses. En total, durante La Batalla de las Ardenas, se le hace responsable por la muerte de 362 prisioneros de guerra y 111 civiles en su mayoría niños.

Al terminar la guerra Peiper como muchos oficiales escapó pero fue arrestado e identificado como uno de los Nazis de alto rango. Es llevado a juicio junto a su grupo de hombres (mas de 70) por la Masacre de Malmedy y es aquí donde la historia mejora. Las técnicas utilizadas durante el juicio para obtener las confesiones de los alemanes al parecer fueron "rudas" y a pesar que la mayoría de los hombres inlcluyendo a Peiper fueron sentenciados a muerte en la horca, otros a vida tras las rejas, el proceso entró en una secuencia de apelaciones, que terminó reduciéndoles la condena a solo años en prisión.
Joachim Peiper salió de la cárcel en la fortaleza de Landsberg el 22 de Diciembre de 1956. para dedicarse a trabajar brevemente en la industria automotriz alemana y luego rehizo su vida en el pueblo francés de Tarves, cerca a la frontera con Alemania.
En 1976 le llegó su hora, cuando unos meses antes fue identificado y asociado con su pasado en la guerra. Lo amenazaron con que tendría un 14 de Julio (día de la Bastilla) que no olvidaría.
Así fue, en la noche del 13 de Julio su casa fue atacada y el relato de su muerte solo lo conocen sus asesinos, si podemos decir que por el cadáver quemado encontrado no debió ser muy rápida.
31 Años después de terminada la guerra terminó la vida de Joachim Peiper. Nuevamente nada mal para un Nazi vinculado con uno de los grupos más perversos del Tercer Reich. La historia de Peiper resulta interesante por lo inteligente y astuto que debió ser para alcanzar relacionarse a tan alto nivel a tan corta edad. Muchas historias sobre sus hombres y el tipo de liderazgo que el ejercía sobre ellos lo colocan sin lugar a dudas en un puesto privilegiado. Después de la guerra en más de una oportunidad, no sólo asumió la responsabilidad de los crímenes ejecutados por sus hombres, exigió ser castigado a cambio de la vida de ellos. Durante los procesos de apelación consiguió testimonios, algunos alegan que falso, de judíos a los que les perdonó la vida o su destino en los campos de concentración.
Nuevamente, nada mal para el Coronel más joven de las Waffen-SS o SS-Standartenfuhrer

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